¡Hola! Que tal mis lectores, me encontraba leyendo el libro de Señor de los Anillos, del gran escritor John Ronald Reuel Tolkien, y me encontré una historia, que de seguro a ustedes también les agradara; se trata de la historia de un hombre llamado Beren, hijo de Barahir, y de una elfo llamada Lúthien Tinúviel, hija de Thingol.
Esta historia es encantadora, y como la verdad no se me antoja mucho escribir algo a mí, me gustaría compartir esta historia, que en realidad es un canto historia por así decirlo, es de las historias que lo trovadores cantaban:
Las hojas eran largas, la hierba era verde
Las umbelas de los abetos altas y hermosas,
Y en el claro se vio una luz
De estrellas en la sombra centellante.
Tinúviel bailaba allí,
A la música de una flauta invisible,
Con una luz de estrellas en los cabellos,
Y en las vestiduras brillantes.
Allí llegó Beren desde los montes fríos,
Y anduvo extraviado entre las hojas,
Y donde rodaba el río de los Elfos,
Iba afligido a solas.
Espió entre las hojas del abeto
Y vio maravillado unas flores de oro
Sobre el manto y las mangas de la joven,
Y el cabello la seguía como una sombra.
El encantamiento le reanimó los pies
Condenados a errar por las colinas,
Y se precipitó, vigoroso y rápido,
A alcanzar los rayos de la luna.
Entre los bosques del hogar de los Elfos
Ella huyó levemente con pies que bailaban,
Y lo dejó a solas errando todavía
Escuchando en la foresta callada.
Allí escuchó a menudo el sonido volante
De los pies tan ligeros como hojas de tilo
O la música que fluye bajo tierra
Y gorjea en huecos ocultos.
Ahora yacen marchitas las hojas del abeto,
Y una por una suspirando
Caen las hojas de las hayas
Oscilando en el bosque de invierno.
La siguió siempre, caminando muy lejos
Las hojas de los años eran una alfombra espesa,
A la luz de la luna y a los rayos de las estrellas
Que temblaban en los cielos helados.
El manto de la joven brillaba a la luz de la luna
Mientras allá muy lejos en la cima
Ella bailaba, llevando alrededor de los pies
Una bruma de plata estremecida.
Cuando el invierno hubo pasado, ella volvió,
Y como una alondra que sube y una lluvia que cae
Y un agua que se funde en burbujas
Su canto liberó la repentina primavera.
Él vio brotar las flores de los Elfos
A los pies de la joven, y curado otra vez
Esperó que ella bailara y cantara
Sobre los prados de hierbas.
De nuevo ella huyó, pero él vino rápidamente,
¡Tinúviel! ¡Tinúviel!
La llamó por su nombre élfico
Y ella se detuvo entonces, escuchando.
Se quedó allí un instante,
Y la voz de él fue como un encantamiento,
Y el destino cayó sobre Tinúviel
Y centellando se abandonó a sus brazos.
Mientras Beren la miraba a los ojos
Entre las sombras de los cabellos
Vio brillar allí un espejo
La luz temblorosa de las estrellas.
Tinúviel la belleza élfica,
Doncella inmortal de sabiduría élfica
Lo envolvió con una sombría cabellera
Y brazos de plata resplandeciente.
Larga fue la ruta que les trazó el destino
Sobre montañas pedregosas, grises y frías,
Por habitaciones de hierro y puertas de sombra
Y florestas nocturnas sin mañana.
Los mares que separan se extendieron entre ellos,
Y sin embargo al fin de nuevo se encontraron
Y en el bosque cantando sin tristeza
Desaparecieron hace ya muchos años.
Esta es una canción en el estilo que los Elfos llaman: ann-thennath, mas es difícil de traducir a la Lengua Común. La canción habla del encuentro de Beren, hijo de Barahir, y Lúthien Tinúviel. Beren era un hombre mortal, pero Lúthien era hija de Thingol, un rey de los Elfos en la Tierra Media, cuando el mundo era joven; y ella era la doncella más hermosa que hubiese existido alguna vez entre todas las niñas de este mundo. Como las estrellas sobre las nieblas de las tierras del norte, así era la belleza de Lúthien, de rostro de luz. En aquellos días, el Gran Enemigo, de quien Sauron de Mordor no era más que un siervo, residía en Angband en el Norte, y los Elfos del Oeste que venían de la Tierra Media le hicieron la guerra para recobrar los Silmarils que él había robado, y los padres de los Hombres ayudaron a los Elfos. Pero el Enemigo obtuvo la victoria y Barahir murió, y Beren, escapando de grave peligro, franqueó las Montañas del Terror y pasó al reino oculto de Thingol en las flore de Neldoreth. Allí descubrió a Lúthien, que cantaba y bailaba en un claro junto al Esgalduin, el río encantado; y la llamo Tinúviel, es decir, Ruiseñor en lengua antigua. Muchas penas cayeron sobre ellos desde entonces, y estuvieron mucho tiempo separados. Tinúviel libró a Beren de los calabozos de Sauron, y juntos pasaron por grandes riesgos, y hasta arrebataron el trono al Gran Enemigo, y le sacaron de la corona de hierro uno de los tres Silmarils, la más brillante de todas las joyas, y que fue regalo de bodas para Lúthien, de su padre Thingol. Al fin el Lobo, que vino de las puertas de Angband, mató a Beren que murió en brazos de Tinúviel. Pero ella eligió la mortalidad, y morir para el mundo, para así poder seguirlo, y aún se canta que se encontraron más allá de los Mares Revueltos, y que luego de haber marchado un tiempo vivos otra vez por los bosques verdes, se alejaron juntos, hace muchos años, más allá de los confines de este mundo.
Pero esto no se acaba, así Lúthien también murió, la única de la raza élfica en abandonar el mundo, y no solo eso de este gran amor es descendiente Elrond de Rivendel, y se dice que esta raza no se extinguirá nunca.
Bueno…por mi parte esto es todo, espero que les guste esta historia…