Close your eyes, so many days go by.
Easy to find what's wrong, harder to find what's right.
I believe in you, I can show you that
I can see right through all your empty lies.
I won't stay long, in this world so wrong.
[Chorus:]
Say goodbye, as we dance with the devil tonight.
Don't you dare look at him in the eye,
as we dance with the devil tonight?
Trembling, crawling across my skin.
Feeling your cold dead eyes, stealing the life of mine.
I believe in you, I can show you that
I can see right through all your empty lies.
I won't last long, in this world so wrong.
[Chorus]
Say goodbye, as we dance with the devil tonight.
Don't you dare look at him in the eye,
as we dance with the devil tonight?
Hold on. Hold on.
[Chorus]
Say goodbye, as we dance with the devil tonight.
Don't you dare look at him in the eye,
as we dance with the devil tonight?
Hold on. Hold on.
Goodbye
Breaking Benjamin
martes, 8 de diciembre de 2009
jueves, 7 de mayo de 2009
BEREN Y TINÚVIEL
¡Hola! Que tal mis lectores, me encontraba leyendo el libro de Señor de los Anillos, del gran escritor John Ronald Reuel Tolkien, y me encontré una historia, que de seguro a ustedes también les agradara; se trata de la historia de un hombre llamado Beren, hijo de Barahir, y de una elfo llamada Lúthien Tinúviel, hija de Thingol.
Esta historia es encantadora, y como la verdad no se me antoja mucho escribir algo a mí, me gustaría compartir esta historia, que en realidad es un canto historia por así decirlo, es de las historias que lo trovadores cantaban:
Las hojas eran largas, la hierba era verde
Las umbelas de los abetos altas y hermosas,
Y en el claro se vio una luz
De estrellas en la sombra centellante.
Tinúviel bailaba allí,
A la música de una flauta invisible,
Con una luz de estrellas en los cabellos,
Y en las vestiduras brillantes.
Allí llegó Beren desde los montes fríos,
Y anduvo extraviado entre las hojas,
Y donde rodaba el río de los Elfos,
Iba afligido a solas.
Espió entre las hojas del abeto
Y vio maravillado unas flores de oro
Sobre el manto y las mangas de la joven,
Y el cabello la seguía como una sombra.
El encantamiento le reanimó los pies
Condenados a errar por las colinas,
Y se precipitó, vigoroso y rápido,
A alcanzar los rayos de la luna.
Entre los bosques del hogar de los Elfos
Ella huyó levemente con pies que bailaban,
Y lo dejó a solas errando todavía
Escuchando en la foresta callada.
Allí escuchó a menudo el sonido volante
De los pies tan ligeros como hojas de tilo
O la música que fluye bajo tierra
Y gorjea en huecos ocultos.
Ahora yacen marchitas las hojas del abeto,
Y una por una suspirando
Caen las hojas de las hayas
Oscilando en el bosque de invierno.
La siguió siempre, caminando muy lejos
Las hojas de los años eran una alfombra espesa,
A la luz de la luna y a los rayos de las estrellas
Que temblaban en los cielos helados.
El manto de la joven brillaba a la luz de la luna
Mientras allá muy lejos en la cima
Ella bailaba, llevando alrededor de los pies
Una bruma de plata estremecida.
Cuando el invierno hubo pasado, ella volvió,
Y como una alondra que sube y una lluvia que cae
Y un agua que se funde en burbujas
Su canto liberó la repentina primavera.
Él vio brotar las flores de los Elfos
A los pies de la joven, y curado otra vez
Esperó que ella bailara y cantara
Sobre los prados de hierbas.
De nuevo ella huyó, pero él vino rápidamente,
¡Tinúviel! ¡Tinúviel!
La llamó por su nombre élfico
Y ella se detuvo entonces, escuchando.
Se quedó allí un instante,
Y la voz de él fue como un encantamiento,
Y el destino cayó sobre Tinúviel
Y centellando se abandonó a sus brazos.
Mientras Beren la miraba a los ojos
Entre las sombras de los cabellos
Vio brillar allí un espejo
La luz temblorosa de las estrellas.
Tinúviel la belleza élfica,
Doncella inmortal de sabiduría élfica
Lo envolvió con una sombría cabellera
Y brazos de plata resplandeciente.
Larga fue la ruta que les trazó el destino
Sobre montañas pedregosas, grises y frías,
Por habitaciones de hierro y puertas de sombra
Y florestas nocturnas sin mañana.
Los mares que separan se extendieron entre ellos,
Y sin embargo al fin de nuevo se encontraron
Y en el bosque cantando sin tristeza
Desaparecieron hace ya muchos años.
Esta es una canción en el estilo que los Elfos llaman: ann-thennath, mas es difícil de traducir a la Lengua Común. La canción habla del encuentro de Beren, hijo de Barahir, y Lúthien Tinúviel. Beren era un hombre mortal, pero Lúthien era hija de Thingol, un rey de los Elfos en la Tierra Media, cuando el mundo era joven; y ella era la doncella más hermosa que hubiese existido alguna vez entre todas las niñas de este mundo. Como las estrellas sobre las nieblas de las tierras del norte, así era la belleza de Lúthien, de rostro de luz. En aquellos días, el Gran Enemigo, de quien Sauron de Mordor no era más que un siervo, residía en Angband en el Norte, y los Elfos del Oeste que venían de la Tierra Media le hicieron la guerra para recobrar los Silmarils que él había robado, y los padres de los Hombres ayudaron a los Elfos. Pero el Enemigo obtuvo la victoria y Barahir murió, y Beren, escapando de grave peligro, franqueó las Montañas del Terror y pasó al reino oculto de Thingol en las flore de Neldoreth. Allí descubrió a Lúthien, que cantaba y bailaba en un claro junto al Esgalduin, el río encantado; y la llamo Tinúviel, es decir, Ruiseñor en lengua antigua. Muchas penas cayeron sobre ellos desde entonces, y estuvieron mucho tiempo separados. Tinúviel libró a Beren de los calabozos de Sauron, y juntos pasaron por grandes riesgos, y hasta arrebataron el trono al Gran Enemigo, y le sacaron de la corona de hierro uno de los tres Silmarils, la más brillante de todas las joyas, y que fue regalo de bodas para Lúthien, de su padre Thingol. Al fin el Lobo, que vino de las puertas de Angband, mató a Beren que murió en brazos de Tinúviel. Pero ella eligió la mortalidad, y morir para el mundo, para así poder seguirlo, y aún se canta que se encontraron más allá de los Mares Revueltos, y que luego de haber marchado un tiempo vivos otra vez por los bosques verdes, se alejaron juntos, hace muchos años, más allá de los confines de este mundo.
Pero esto no se acaba, así Lúthien también murió, la única de la raza élfica en abandonar el mundo, y no solo eso de este gran amor es descendiente Elrond de Rivendel, y se dice que esta raza no se extinguirá nunca.
Bueno…por mi parte esto es todo, espero que les guste esta historia…
Esta historia es encantadora, y como la verdad no se me antoja mucho escribir algo a mí, me gustaría compartir esta historia, que en realidad es un canto historia por así decirlo, es de las historias que lo trovadores cantaban:
Las hojas eran largas, la hierba era verde
Las umbelas de los abetos altas y hermosas,
Y en el claro se vio una luz
De estrellas en la sombra centellante.
Tinúviel bailaba allí,
A la música de una flauta invisible,
Con una luz de estrellas en los cabellos,
Y en las vestiduras brillantes.
Allí llegó Beren desde los montes fríos,
Y anduvo extraviado entre las hojas,
Y donde rodaba el río de los Elfos,
Iba afligido a solas.
Espió entre las hojas del abeto
Y vio maravillado unas flores de oro
Sobre el manto y las mangas de la joven,
Y el cabello la seguía como una sombra.
El encantamiento le reanimó los pies
Condenados a errar por las colinas,
Y se precipitó, vigoroso y rápido,
A alcanzar los rayos de la luna.
Entre los bosques del hogar de los Elfos
Ella huyó levemente con pies que bailaban,
Y lo dejó a solas errando todavía
Escuchando en la foresta callada.
Allí escuchó a menudo el sonido volante
De los pies tan ligeros como hojas de tilo
O la música que fluye bajo tierra
Y gorjea en huecos ocultos.
Ahora yacen marchitas las hojas del abeto,
Y una por una suspirando
Caen las hojas de las hayas
Oscilando en el bosque de invierno.
La siguió siempre, caminando muy lejos
Las hojas de los años eran una alfombra espesa,
A la luz de la luna y a los rayos de las estrellas
Que temblaban en los cielos helados.
El manto de la joven brillaba a la luz de la luna
Mientras allá muy lejos en la cima
Ella bailaba, llevando alrededor de los pies
Una bruma de plata estremecida.
Cuando el invierno hubo pasado, ella volvió,
Y como una alondra que sube y una lluvia que cae
Y un agua que se funde en burbujas
Su canto liberó la repentina primavera.
Él vio brotar las flores de los Elfos
A los pies de la joven, y curado otra vez
Esperó que ella bailara y cantara
Sobre los prados de hierbas.
De nuevo ella huyó, pero él vino rápidamente,
¡Tinúviel! ¡Tinúviel!
La llamó por su nombre élfico
Y ella se detuvo entonces, escuchando.
Se quedó allí un instante,
Y la voz de él fue como un encantamiento,
Y el destino cayó sobre Tinúviel
Y centellando se abandonó a sus brazos.
Mientras Beren la miraba a los ojos
Entre las sombras de los cabellos
Vio brillar allí un espejo
La luz temblorosa de las estrellas.
Tinúviel la belleza élfica,
Doncella inmortal de sabiduría élfica
Lo envolvió con una sombría cabellera
Y brazos de plata resplandeciente.
Larga fue la ruta que les trazó el destino
Sobre montañas pedregosas, grises y frías,
Por habitaciones de hierro y puertas de sombra
Y florestas nocturnas sin mañana.
Los mares que separan se extendieron entre ellos,
Y sin embargo al fin de nuevo se encontraron
Y en el bosque cantando sin tristeza
Desaparecieron hace ya muchos años.
Esta es una canción en el estilo que los Elfos llaman: ann-thennath, mas es difícil de traducir a la Lengua Común. La canción habla del encuentro de Beren, hijo de Barahir, y Lúthien Tinúviel. Beren era un hombre mortal, pero Lúthien era hija de Thingol, un rey de los Elfos en la Tierra Media, cuando el mundo era joven; y ella era la doncella más hermosa que hubiese existido alguna vez entre todas las niñas de este mundo. Como las estrellas sobre las nieblas de las tierras del norte, así era la belleza de Lúthien, de rostro de luz. En aquellos días, el Gran Enemigo, de quien Sauron de Mordor no era más que un siervo, residía en Angband en el Norte, y los Elfos del Oeste que venían de la Tierra Media le hicieron la guerra para recobrar los Silmarils que él había robado, y los padres de los Hombres ayudaron a los Elfos. Pero el Enemigo obtuvo la victoria y Barahir murió, y Beren, escapando de grave peligro, franqueó las Montañas del Terror y pasó al reino oculto de Thingol en las flore de Neldoreth. Allí descubrió a Lúthien, que cantaba y bailaba en un claro junto al Esgalduin, el río encantado; y la llamo Tinúviel, es decir, Ruiseñor en lengua antigua. Muchas penas cayeron sobre ellos desde entonces, y estuvieron mucho tiempo separados. Tinúviel libró a Beren de los calabozos de Sauron, y juntos pasaron por grandes riesgos, y hasta arrebataron el trono al Gran Enemigo, y le sacaron de la corona de hierro uno de los tres Silmarils, la más brillante de todas las joyas, y que fue regalo de bodas para Lúthien, de su padre Thingol. Al fin el Lobo, que vino de las puertas de Angband, mató a Beren que murió en brazos de Tinúviel. Pero ella eligió la mortalidad, y morir para el mundo, para así poder seguirlo, y aún se canta que se encontraron más allá de los Mares Revueltos, y que luego de haber marchado un tiempo vivos otra vez por los bosques verdes, se alejaron juntos, hace muchos años, más allá de los confines de este mundo.
Pero esto no se acaba, así Lúthien también murió, la única de la raza élfica en abandonar el mundo, y no solo eso de este gran amor es descendiente Elrond de Rivendel, y se dice que esta raza no se extinguirá nunca.
Bueno…por mi parte esto es todo, espero que les guste esta historia…
lunes, 9 de marzo de 2009
POESIA ELFICA
Lamento de Galadriel
Ai! Laurië lantar lassi súrinen!Yéni únotimë ve rämar aldaron,yéni ve lintë yuldar vániermi oromardi lissa-miruvórevaAndúnë pella Vardo tellumarnu luini yassen tintilar i eleniómaryo airetári-lírinen.Sí man i yulma nin enquantuva?An sí Tintallë Varda Oiolossëo
ve fanyar máryat Elentári ortanë,ar ilyë; tier undulávë lumbulë,ar sindanóriello caita morniéi falmalinnar imbe met, ar hísiëuntúpa Calaciryo míri oialë.Sí vanwa ná, Rómello vanwa, Valimar!Namárië! Nai hiruvalyë Valimar.Nai elyë hiruva. Namárië!
Naire Eldingolemon
Ai! ana i dôl, pella i ostoambossë, sinome feanya caitasLuin ehtelë, ataquë i culuinave tier telpe ar taurë laiquaEruva ainan coan, ortanyë camnyar,nai encenuvanyë?Namarië tenna enomentielma!aina coa, namarië! feanya, namarië!
bueno ps aqui les djo una poesia elfica k sta chida si le entienden ya chingaron y los k no c chingaron jajajajajaja
Ai! Laurië lantar lassi súrinen!Yéni únotimë ve rämar aldaron,yéni ve lintë yuldar vániermi oromardi lissa-miruvórevaAndúnë pella Vardo tellumarnu luini yassen tintilar i eleniómaryo airetári-lírinen.Sí man i yulma nin enquantuva?An sí Tintallë Varda Oiolossëo
ve fanyar máryat Elentári ortanë,ar ilyë; tier undulávë lumbulë,ar sindanóriello caita morniéi falmalinnar imbe met, ar hísiëuntúpa Calaciryo míri oialë.Sí vanwa ná, Rómello vanwa, Valimar!Namárië! Nai hiruvalyë Valimar.Nai elyë hiruva. Namárië!
Naire Eldingolemon
Ai! ana i dôl, pella i ostoambossë, sinome feanya caitasLuin ehtelë, ataquë i culuinave tier telpe ar taurë laiquaEruva ainan coan, ortanyë camnyar,nai encenuvanyë?Namarië tenna enomentielma!aina coa, namarië! feanya, namarië!
bueno ps aqui les djo una poesia elfica k sta chida si le entienden ya chingaron y los k no c chingaron jajajajajaja
miércoles, 18 de febrero de 2009
Thriska y las arañas
Por: Arthur Alan Gore.
La última niña que se burlo había terminado el año escolar en el interior de una pecera. Desde que Thriska le hizo desaparecer los huesos, los demás prefirieron no molestarla nunca mas.
Thriska era amiga de las arañas y siempre traía a Indovina, su favorita, oculta entre los pliegues del sombrero. Para nadie era un secreto que su veneno, aunque no era mortal, podía hacer delirar durante muchos días a aquel que fuera picado, pero Thriska nunca la usaba en contra de nadie.
Un día, en medio del receso, varios niños se acercaron a ella.
- ¡No estudiamos para el examen de historia! – dijeron.
Thriska acarició la cabeza del atrópodo y respondió:
- Yo tampoco.
Y todos se retiraron a jugar.
Al cabo de una hora, los niños se encontraban en el interior de su salón, esperando a que llegara la maestra de Historia. Todos estaban seguros que nunca lo haría. A esa hora seguramente estaría dentro de la panza de un dragón o, mejor aún, ella sería el dragón y estaría vomitando fuego revuelto con tripas en la sala de profesores. Thriska se habría hecho cargo.
Pero la maestra llegó al salón en cinco minutos y repartió los exámenes.
Rodrigo escribió que Alejandro Magno había sido el conquistador de los Aztecas, que vivía a orillas del Mar Muerto. Sandra estaba segura de que Cleopatra fue la amante de Robespierre, y que durante el golpe de Estado en Chile, un ejército había entrado en la ciudad escondido dentro de un caballo de madera. Dórica titubeo, pero al final describió con detalles los tratados de paz firmados en 1945 por Mao y Atila. Pero nadie se atrevió a reclamarle a Thriska que no hubiera hecho nada, por temor a que pudiera castigarlos con algo peor que el cero que sacarían en el examen. Todos siguieron jugando con la niña, sin chistar.
A la semana siguiente, la maestra entregó los exámenes. Todos, sin excepción, habían sacado 10. De acuerdo con la maestra, no cabía duda de que Cleopatra fue amante de Robespierre o que Mao y Atila alguna vez fumaron la pipa de la paz.
- ¿Cómo lo hiciste? - Le preguntaron a Thriska durante el receso.
Ella le dio un besito a Indovina, que dormía en el dorso de su mano.
- Diosito no me lo va a perdonar, pobrecita, seguro todavía le duele.
Jaja!!!!!! Esta chida la historia…ps aki les dejo para k comente jeje…..
La última niña que se burlo había terminado el año escolar en el interior de una pecera. Desde que Thriska le hizo desaparecer los huesos, los demás prefirieron no molestarla nunca mas.
Thriska era amiga de las arañas y siempre traía a Indovina, su favorita, oculta entre los pliegues del sombrero. Para nadie era un secreto que su veneno, aunque no era mortal, podía hacer delirar durante muchos días a aquel que fuera picado, pero Thriska nunca la usaba en contra de nadie.
Un día, en medio del receso, varios niños se acercaron a ella.
- ¡No estudiamos para el examen de historia! – dijeron.
Thriska acarició la cabeza del atrópodo y respondió:
- Yo tampoco.
Y todos se retiraron a jugar.
Al cabo de una hora, los niños se encontraban en el interior de su salón, esperando a que llegara la maestra de Historia. Todos estaban seguros que nunca lo haría. A esa hora seguramente estaría dentro de la panza de un dragón o, mejor aún, ella sería el dragón y estaría vomitando fuego revuelto con tripas en la sala de profesores. Thriska se habría hecho cargo.
Pero la maestra llegó al salón en cinco minutos y repartió los exámenes.
Rodrigo escribió que Alejandro Magno había sido el conquistador de los Aztecas, que vivía a orillas del Mar Muerto. Sandra estaba segura de que Cleopatra fue la amante de Robespierre, y que durante el golpe de Estado en Chile, un ejército había entrado en la ciudad escondido dentro de un caballo de madera. Dórica titubeo, pero al final describió con detalles los tratados de paz firmados en 1945 por Mao y Atila. Pero nadie se atrevió a reclamarle a Thriska que no hubiera hecho nada, por temor a que pudiera castigarlos con algo peor que el cero que sacarían en el examen. Todos siguieron jugando con la niña, sin chistar.
A la semana siguiente, la maestra entregó los exámenes. Todos, sin excepción, habían sacado 10. De acuerdo con la maestra, no cabía duda de que Cleopatra fue amante de Robespierre o que Mao y Atila alguna vez fumaron la pipa de la paz.
- ¿Cómo lo hiciste? - Le preguntaron a Thriska durante el receso.
Ella le dio un besito a Indovina, que dormía en el dorso de su mano.
- Diosito no me lo va a perdonar, pobrecita, seguro todavía le duele.
Jaja!!!!!! Esta chida la historia…ps aki les dejo para k comente jeje…..
jueves, 29 de enero de 2009
la chica perfecta a l 100%
ahi les dejo esto k sta bien chidito ojala les guste es para conquistar a una chica si no saben como decirselo jejeje
Encuentro con la chica perfecta al 100% en una clara mañana de abril
Haruki Murakami
Trad. Mario Carranza Díez
En una mañana clara de abril me crucé en un callejón de Harajuku[1] con la chica perfecta al 100%. No se puede decir que fuera guapa, ni tampoco que llevara un vestido bonito. La parte de atrás del pelo se le rizaba como si se hubiera acabado de levantar. Tendría unos veintitantos años. Sin embargo, cuando estuve a menos de cincuenta metros lo supe con certeza. Para mí, ella era la chica perfecta al 100%. En el momento en que la vi mi corazón empezó a latir descontroladamente y la garganta se me secó tanto que parecía un desierto. Quizás tú también tienes un tipo de chica ideal. Por ejemplo, las chicas con los tobillos delgados o las chicas con ojos grandes no están mal. A otros, les encantan las chicas con las manos bonitas o, no me preguntéis el porqué, las que comen despacio. Ese tipo de cosas. Por supuesto, yo también tengo ciertos gustos. Por ejemplo, alguna vez, en un restaurante, me he quedado prendado admirando la nariz de la mujer sentada en la mesa de al lado.
Sin embargo, a la chica perfecta al 100% no se la puede encasillar en un grupo. No recuerdo cómo tenía la nariz, no, más bien es que no recuerdo si ni siquiera tenía nariz. Lo único que recuerdo es que no era una “belleza”. Es todo un misterio.
- El otro día me crucé por la calle con mi chica perfecta al 100%.- le digo a alguien.
- ¡Vaya! – responde,- ¿Era guapa?
- No, no exactamente.
- Entonces… ¿era tu tipo?
- No me puedo acordar. No recuerdo cómo tenía los ojos ni si tenía los pechos grandes o pequeños. La verdad es que no me acuerdo de nada.
- Qué raro.
- Sí, qué raro.
- Y en ese momento, -me dice él con aire aburrido- ¿hiciste algo?, ¿hablaste con ella?
- No hice nada. –le digo- Tan sólo nos cruzamos.
Ella caminaba de este a oeste, yo caminaba de oeste a este. Hacía una bonita mañana de abril.
Pienso que debería intentar hablar con ella aunque sólo sea durante treinta minutos. Me gustaría preguntarle cuáles son sus aficiones, querría contarle las mías. Me gustaría comprobar si el habernos cruzado en un callejón de Harajuku ha sido cosa de los vaivenes del destino. Me gustaría que compartiéramos un secreto, un secreto cálido como un viejo reloj construido en tiempos de paz. Mientras decíamos estas cosas iríamos a comer algo, veríamos una película de Woody Allen, luego iríamos al bar de un hotel, beberíamos un cocktail y, si todo saliese bien, quizás después me acostaría con ella. La posibilidad llama a la puerta de mi corazón.
La distancia entre ella y yo ya se había reducido a menos de quince metros. Y ahora, ¿cómo debería de hablarle? Le diría:
- Buenos días, ¿podría hablar con usted aunque sólo sean treinta minutos?
Queda fatal. Parezco un vendedor de seguros.
- Perdone, ¿sabe si por aquí hay alguna lavandería abierta las 24 horas?
Esto queda peor todavía. Para empezar no llevo ninguna bolsa con ropa. ¿O quizás es mejor hablarle con total sinceridad?
- Hola, eres mi chica perfecta al 100%
Seguramente ella no me creerá al principio. Y aunque ella me creyera quizás no querría hablar conmigo. “Para ti yo seré la chica perfecta al 100% pero para mí tú no eres el hombre perfecto al 100%”, puede que diga esto. Si me da esta respuesta sin duda me dejará en plena confusión. Yo ya he cumplido los 32 y no podría recuperarme del shock. Ser viejo es lo que tiene.
Justo enfrente de una floristería me cruzo con ella. Una cálida ráfaga de aire toca mi piel. En el pavimento de asfalto el agua forma pequeños charcos. Por algún lado se siente un olor a rosas. No me sale ni una palabra. Ella lleva un suéter blanco y en la mano derecha un sobre cuadrado sin sello. Le había escrito una carta a alguien. Tiene los ojos tremendamente soñolientos. Quizás ha pasado toda la noche escribiendo esa carta. Dentro de ese sobre quizás se encuentran todos sus secretos. Camino unos pasos y me giro. Ella ya había desparecido entre la muchedumbre.
l l l
Por supuesto ahora sé qué es lo que le tendría que haberle dicho en el momento en que nos cruzamos. El problema es que hubiera sido demasiado largo, no me veo capaz de contarle todo en ese momento. Lo que me viene a la cabeza no es nada útil en esa situación. Aún así, lo que le hubiera debido confesar empieza por “Hace mucho tiempo” y termina con “¿No crees que es una triste historia?”
l l l
Hace mucho tiempo, en cierto lugar había un chico y una chica. El chico tenía dieciocho años, la chica dieciséis. No se puede decir que él fuera especialmente atractivo ni que ella fuera extremadamente guapa. Un chico y una chica normales y corrientes, de los que se pueden encontrar en cualquier sitio. Pero tanto él como ella creían firmemente que en algún lugar del mundo se encontraba su chico y chica perfectos al 100%.
Un día, por casualidad, se encontraron el uno al otro al girar una esquina.
- ¡Qué sorpresa! Te he estado buscando desde hace muchísimo tiempo. Puede que no me creas pero tú eres mi chica perfecta al 100%. –le dice el chico a la chica.
Y ella le dice a él:
- Tú también eres mi chico ideal al 100%. Eres justo como te había imaginado. Es como si estuviera soñando.
Los dos se sentaron en un banco del parque y hablaron sin descanso durante un largo rato. Ya no estaban solos. ¿No es increíble que uno busque a su media naranja y, a su vez, esa persona también te haya estado buscando? Sin embargo, una ligera (muy ligera) sospecha cruzó sus corazones. Nuestro sueño se ha cumplido tan fácilmente… ¿crees que eso es bueno?
En una pausa en la conversación el chico dijo así:
- Oye, probemos otra vez. Si es cierto que nosotros somos la pareja ideal al 100% seguro que en otro momento y en otro lugar nos volveremos a encontrar. Entonces estaremos seguros de que de verdad estamos hechos el uno para el otro y nos podremos casar, ¿qué te parece?
- Me parece bien. –dijo ella.
Y entonces los dos se separaron.
Pero, a decir verdad, no había necesidad de comprobar nada ya que era claro que estaban hechos el uno para el otro. Y de esa manera, los dos se dejaron llevar por las olas del destino.
Cierto invierno, debido a una fuerte gripe que se extendió como una epidemia, ambos pasaron varias semanas en cama, bordeando la frontera entre la vida y la muerte. Como resultado de las fuertes fiebres olvidaron todos los recuerdos del pasado. Cuando despertaron su cabeza estaba más vacía que la cuenta bancaria de D.H. Lawrence en su juventud.
Sin embargo, como los dos eran chicos inteligentes y constantes, se esforzaron al máximo y consiguieron volver a tener una personalidad propia y a vivir de nuevo en la sociedad. Pudieron volver a ir en metro y a cambiar en la estación adecuada, aprendieron cómo echar una carta por correo urgente, y él conoció a su pareja con un 75% de compatibilidad mientras que ella conoció la suya con un 85% de compatibilidad.
Y así, el chico cumplió 32 años y la chica cumplió 30. El tiempo había pasado sorprendentemente rápido. Entonces, en una mañana clara de abril, el chico iba por un callejón de Harajuku de oeste a este en busca del café de media mañana, la chica caminaba por la misma calle de este a oeste dirigiéndose a correos para comprar un sello de correo urgente. Los dos se cruzan en el centro de la calle. Por un breve instante, los recuerdos perdidos iluminan débilmente sus corazones.
Para mí, ésa es la mujer perfecta al 100%.
Para mí, ése es el hombre perfecto al 100%.
Pero la luz de sus recuerdos era demasiado débil para iluminar las palabras de hace catorce años.
Se cruzan sin decirse una sola palabra y desaparecen entre la muchedumbre.
¿No crees que sea una triste historia?
l l l
Esto es lo que debería haberle dicho.
[1] Harajuku es una de las zonas juveniles de Tokyo. Takeshitadouri es la calle principal y suele estar llena de gente, en cambio, las callejuelas paralelas no están tan abarrotadas.
Trad. Mario Carranza Díez
En una mañana clara de abril me crucé en un callejón de Harajuku[1] con la chica perfecta al 100%. No se puede decir que fuera guapa, ni tampoco que llevara un vestido bonito. La parte de atrás del pelo se le rizaba como si se hubiera acabado de levantar. Tendría unos veintitantos años. Sin embargo, cuando estuve a menos de cincuenta metros lo supe con certeza. Para mí, ella era la chica perfecta al 100%. En el momento en que la vi mi corazón empezó a latir descontroladamente y la garganta se me secó tanto que parecía un desierto. Quizás tú también tienes un tipo de chica ideal. Por ejemplo, las chicas con los tobillos delgados o las chicas con ojos grandes no están mal. A otros, les encantan las chicas con las manos bonitas o, no me preguntéis el porqué, las que comen despacio. Ese tipo de cosas. Por supuesto, yo también tengo ciertos gustos. Por ejemplo, alguna vez, en un restaurante, me he quedado prendado admirando la nariz de la mujer sentada en la mesa de al lado.
Sin embargo, a la chica perfecta al 100% no se la puede encasillar en un grupo. No recuerdo cómo tenía la nariz, no, más bien es que no recuerdo si ni siquiera tenía nariz. Lo único que recuerdo es que no era una “belleza”. Es todo un misterio.
- El otro día me crucé por la calle con mi chica perfecta al 100%.- le digo a alguien.
- ¡Vaya! – responde,- ¿Era guapa?
- No, no exactamente.
- Entonces… ¿era tu tipo?
- No me puedo acordar. No recuerdo cómo tenía los ojos ni si tenía los pechos grandes o pequeños. La verdad es que no me acuerdo de nada.
- Qué raro.
- Sí, qué raro.
- Y en ese momento, -me dice él con aire aburrido- ¿hiciste algo?, ¿hablaste con ella?
- No hice nada. –le digo- Tan sólo nos cruzamos.
Ella caminaba de este a oeste, yo caminaba de oeste a este. Hacía una bonita mañana de abril.
Pienso que debería intentar hablar con ella aunque sólo sea durante treinta minutos. Me gustaría preguntarle cuáles son sus aficiones, querría contarle las mías. Me gustaría comprobar si el habernos cruzado en un callejón de Harajuku ha sido cosa de los vaivenes del destino. Me gustaría que compartiéramos un secreto, un secreto cálido como un viejo reloj construido en tiempos de paz. Mientras decíamos estas cosas iríamos a comer algo, veríamos una película de Woody Allen, luego iríamos al bar de un hotel, beberíamos un cocktail y, si todo saliese bien, quizás después me acostaría con ella. La posibilidad llama a la puerta de mi corazón.
La distancia entre ella y yo ya se había reducido a menos de quince metros. Y ahora, ¿cómo debería de hablarle? Le diría:
- Buenos días, ¿podría hablar con usted aunque sólo sean treinta minutos?
Queda fatal. Parezco un vendedor de seguros.
- Perdone, ¿sabe si por aquí hay alguna lavandería abierta las 24 horas?
Esto queda peor todavía. Para empezar no llevo ninguna bolsa con ropa. ¿O quizás es mejor hablarle con total sinceridad?
- Hola, eres mi chica perfecta al 100%
Seguramente ella no me creerá al principio. Y aunque ella me creyera quizás no querría hablar conmigo. “Para ti yo seré la chica perfecta al 100% pero para mí tú no eres el hombre perfecto al 100%”, puede que diga esto. Si me da esta respuesta sin duda me dejará en plena confusión. Yo ya he cumplido los 32 y no podría recuperarme del shock. Ser viejo es lo que tiene.
Justo enfrente de una floristería me cruzo con ella. Una cálida ráfaga de aire toca mi piel. En el pavimento de asfalto el agua forma pequeños charcos. Por algún lado se siente un olor a rosas. No me sale ni una palabra. Ella lleva un suéter blanco y en la mano derecha un sobre cuadrado sin sello. Le había escrito una carta a alguien. Tiene los ojos tremendamente soñolientos. Quizás ha pasado toda la noche escribiendo esa carta. Dentro de ese sobre quizás se encuentran todos sus secretos. Camino unos pasos y me giro. Ella ya había desparecido entre la muchedumbre.
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Por supuesto ahora sé qué es lo que le tendría que haberle dicho en el momento en que nos cruzamos. El problema es que hubiera sido demasiado largo, no me veo capaz de contarle todo en ese momento. Lo que me viene a la cabeza no es nada útil en esa situación. Aún así, lo que le hubiera debido confesar empieza por “Hace mucho tiempo” y termina con “¿No crees que es una triste historia?”
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Hace mucho tiempo, en cierto lugar había un chico y una chica. El chico tenía dieciocho años, la chica dieciséis. No se puede decir que él fuera especialmente atractivo ni que ella fuera extremadamente guapa. Un chico y una chica normales y corrientes, de los que se pueden encontrar en cualquier sitio. Pero tanto él como ella creían firmemente que en algún lugar del mundo se encontraba su chico y chica perfectos al 100%.
Un día, por casualidad, se encontraron el uno al otro al girar una esquina.
- ¡Qué sorpresa! Te he estado buscando desde hace muchísimo tiempo. Puede que no me creas pero tú eres mi chica perfecta al 100%. –le dice el chico a la chica.
Y ella le dice a él:
- Tú también eres mi chico ideal al 100%. Eres justo como te había imaginado. Es como si estuviera soñando.
Los dos se sentaron en un banco del parque y hablaron sin descanso durante un largo rato. Ya no estaban solos. ¿No es increíble que uno busque a su media naranja y, a su vez, esa persona también te haya estado buscando? Sin embargo, una ligera (muy ligera) sospecha cruzó sus corazones. Nuestro sueño se ha cumplido tan fácilmente… ¿crees que eso es bueno?
En una pausa en la conversación el chico dijo así:
- Oye, probemos otra vez. Si es cierto que nosotros somos la pareja ideal al 100% seguro que en otro momento y en otro lugar nos volveremos a encontrar. Entonces estaremos seguros de que de verdad estamos hechos el uno para el otro y nos podremos casar, ¿qué te parece?
- Me parece bien. –dijo ella.
Y entonces los dos se separaron.
Pero, a decir verdad, no había necesidad de comprobar nada ya que era claro que estaban hechos el uno para el otro. Y de esa manera, los dos se dejaron llevar por las olas del destino.
Cierto invierno, debido a una fuerte gripe que se extendió como una epidemia, ambos pasaron varias semanas en cama, bordeando la frontera entre la vida y la muerte. Como resultado de las fuertes fiebres olvidaron todos los recuerdos del pasado. Cuando despertaron su cabeza estaba más vacía que la cuenta bancaria de D.H. Lawrence en su juventud.
Sin embargo, como los dos eran chicos inteligentes y constantes, se esforzaron al máximo y consiguieron volver a tener una personalidad propia y a vivir de nuevo en la sociedad. Pudieron volver a ir en metro y a cambiar en la estación adecuada, aprendieron cómo echar una carta por correo urgente, y él conoció a su pareja con un 75% de compatibilidad mientras que ella conoció la suya con un 85% de compatibilidad.
Y así, el chico cumplió 32 años y la chica cumplió 30. El tiempo había pasado sorprendentemente rápido. Entonces, en una mañana clara de abril, el chico iba por un callejón de Harajuku de oeste a este en busca del café de media mañana, la chica caminaba por la misma calle de este a oeste dirigiéndose a correos para comprar un sello de correo urgente. Los dos se cruzan en el centro de la calle. Por un breve instante, los recuerdos perdidos iluminan débilmente sus corazones.
Para mí, ésa es la mujer perfecta al 100%.
Para mí, ése es el hombre perfecto al 100%.
Pero la luz de sus recuerdos era demasiado débil para iluminar las palabras de hace catorce años.
Se cruzan sin decirse una sola palabra y desaparecen entre la muchedumbre.
¿No crees que sea una triste historia?
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Esto es lo que debería haberle dicho.
[1] Harajuku es una de las zonas juveniles de Tokyo. Takeshitadouri es la calle principal y suele estar llena de gente, en cambio, las callejuelas paralelas no están tan abarrotadas.
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